Isabel Chozas, originaria de Chiclana, Cádiz, exploró varias carreras antes de descubrir su vocación en la cocina. Tras probar psicología, finanzas y ADE, encontró su lugar en la gastronomía luego de trabajar un verano en un hotel local. Motivada por su interés en la cocina, realizó el grado en Gastronomía y Artes Culinarias del Basque Culinary Center. Durante la carrera, Isabel adquirió experiencia en diversos restaurantes de renombre en la región, como Aponiente de Ángel León y el Faro del Puerto, lo que le permitió conocer tanto la tradición como la innovación culinaria.
Con la llegada de la pandemia, Isabel regresó a su tierra y trabajó en varios proyectos gastronómicos hasta que su padre compró Salinas de Santa Teresa, un terreno en ruinas en el Parque Natural de la Bahía de Cádiz. Inspirados por las raíces familiares y el deseo de rescatar la cultura local, Isabel y su familia emprendieron la restauración del lugar para convertirlo en un espacio gastronómico sostenible, integrando prácticas de acuicultura y salicultura tradicionales. Actualmente, Isabel lidera este proyecto único, combinando gastronomía, historia y medio ambiente.
El papel de Isabel en Salinas de Santa Teresa va mucho más allá de la cocina. Además de diseñar un menú basado en ingredientes locales, especialmente pescados y mariscos de los esteros propios, Isabel supervisa actividades como visitas guiadas y experiencias en el spa natural que ofrece baños de sal y fango. Estos servicios buscan reconectar a los visitantes con la riqueza natural y cultural de Cádiz, ofreciéndoles una experiencia auténtica que va más allá de la gastronomía.
Para Isabel, una tendencia clave en el sector es la creciente demanda de experiencias que conecten a los consumidores con el entorno y la sostenibilidad. En lugar de ofrecer una cocina vanguardista, Isabel opta por la tradición y los productos locales, algo que considera que está en auge a medida que los consumidores buscan autenticidad y sostenibilidad en sus elecciones.
En términos de aprendizaje, Isabel destaca el valor de la tradición y la resiliencia. Recuperar la acuicultura y la salicultura en un entorno natural ha sido un reto que requiere entender procesos antiguos y adaptarlos al contexto actual. Además, ha aprendido la importancia de perseverar frente a las dificultades administrativas y logísticas, especialmente en un proyecto ubicado en un parque natural que implica lidiar con múltiples regulaciones.
Uno de los desafíos más grandes para Isabel es encontrar personal comprometido con el sector de la hostelería. A pesar de las buenas condiciones laborales que ofrece, enfrenta dificultades para atraer a trabajadores con vocación en un contexto en el que la industria lucha por contar con personal capacitado y motivado. Aun así, Isabel sigue adelante con la esperanza de consolidar Salinas de Santa Teresa como un referente en la región, demostrando que la gastronomía puede ser un motor de preservación cultural.